La última, eso, de no dormir. No obstante, gracias a el equipo de guardia que me acompañaba [MJ y N, que son fantásticas -sin ironías ni sarcamos, esto es absolutamente verdad], se nos plantea un parto estacionado a las 4 de la mañana y, por tanto, indicación de cesárea. Y mis fantásticas R3 y R4 ofrécenme, so condición de enumerar previamente los pasos adecuados, hacer yo la cesárea. CocaCola mediante, me someten a examen (en el tiempo en que anestesia pinchaba peridurales, una eternidad) y me dan el visto bueno! Y ahí estoy yo, del lado del cirujano, empuñando bisturí (como un boli, se coge como un boli, y se corta con el lomo, no con la punta) y atacando el abdomen de la pobre señora que nunca sabrá que su niño nació tras los sucesivos cortes de un R1 que ensayaba su primera cirugía mayor como 1r cirujano.
La mierdaguardia cobró sentido.
Ya por las 6 de la mañana, preparando las altas de la sala del día siguiente (así hacemos algo de burocracia, como nunca hacemos ni un papel...), y tras haberle mentido cruelmente a una mujer ("no duele mujer, es un pinchacito de nada"), me viene a buscar mi R4, la jefa, y toda seria me dice que la acompañe. Yo con mis suprarrenales sacando adrenérgicos al compás de esos pensamientos pesimistas ("mierda, en qué la cagué?"). Llegamos a la zona de limpieza de material, donde mi R3 sólo se limita a decir, tan seria como le resulta posible: "¡Feliz Bautizo!", y empuñando pistola de agua, me duchan ahí mismo, sin piedad ni compasión por mí persona, mi bata o mi iPhone en el bolsillo. Hay que decir que sobrevivimos todos menos la bata.
Hacía tiempo que no salía tan contento de una guardia. MJ y N son lo más. Nada como seguir dando altas con el culo mojado. Nada como pertenecer.
2 comentarios:
:)
:)
:)
y diré algo más :'(
(yo no me quiero ir!!)
MJ
(ni yo que te vayas!!!)
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