Sala: Dícese de aquel lugar en el que se aparca a un paciente, entre admisión y alta, para que permanezca en animación suspendida durante las 23h57' que no los visitas. Los que no respetan la norma de la animación suspendida son los que dan por culo por la noche.
Hoy acabo oficialmente la rotación de sala, tras 20 semanas (entre suplencia y titularidad). Es difícil describirla, ya que entre tantísima burocracia, apenas te queda tiempo para pensar. La obstetricia, además, por su naturaleza, genera que la sala tenga una tasa de recambio de pacientes altísima. Esto es que, tú sales de guardia un martes, vuelves un viernes, y no conoces a nadie más que a tres personas (tus RPM de larga evolución, y tu diabética vomitona), lo cual significa más y más y más papeleo nuevo, y vuelta a empezar cada día. Al final, sales de trabajar a las 20 horas, regalándole 5 horas al sistema. Aprendes y das mil vueltas a los protocolos. Dudas, mucho, sobre la eficacia de la medicación antihipertensiva (debe haber una partida de Labetalol que se ha estado dosificando en microgramos en lugar de miligramos, y explicaría varias de mis pacientes-desgracia). Descubres que, pese a que cuando pusiste la lista de prioridades para elegir plaza en el MIR, viste que si te quedaba endocrino, te ibas a hacer ADE, atraes a las diabéticas (sí, las insulinizadas, las chungas, claro) hacia ti como el radiador atrae a los bichos. (Re)Descubres -y esto debería ser dogma en medicina- que si trabajas con el resto de equipo de tu lado (enfermeras, auxiliares, camilleros, comadronas...) el trabajo es MUCHO más fácil. Descubres que el programa informático nunca se quejará de que hagas 27 versiones de un documento, y que las señoras aún te agradecerán cuando llevas 5 días diciéndoles que se van en 24 horas (gracias Labetalol por hacerme quedar tan mal). Descubres que la gente nunca le lleva bombones a la gente de la sala. Descubres que te gusta la acción y emoción, cuando te hacen correr hacia una habitación porque una señora tiene a bien parir a su niña en plena cama -Nota, con ello, la paciente de la cama de al lado, que llevaba dos días sin levantarse postcesárea, comenzó a movilizarse como si nunca la hubiesen operado-, y que tu sitio es estar de verde (o azul-papel) en sala de partos. Descubres que el martillo de reflejos sirve más en obstetricia que el fonendo (Joderos Littman!). Descubres a tus adjuntas, que se han portado maravillosamente contigo durante las 20 semanas (M.Lo, MP y MMT) -...peloooota...-. Descubres que, cuando has liberado la última alta de tu último día oficial de rotación, se acabó, volverás a volver temprano a casa, de día, sin necesidad de comer a diario en la cafetería del hospital. Descubres que la gente te dice que te echará de menos, y tú no te lo crees, pero echarás de menos el día a día de la sala.
La sala. Estaba harto. Lo voy a echar de menos.